Panamá, 7 de agosto del 2017.
Hoy quiero escribir sobre el éxito, les regalo este artículo basado en uno de mis libros favoritos. Disfrútenlo.
Cómo
caen los Poderosos
Autor:
Jim Collins
Más atrayente
es la tipificación del proceso que antecede a la caída, con el ánimo de poder
así identificar los signos de alarma que, de ser atendidas, permitan corregir
el rumbo a tiempo.
Hacerle
caso a las señales nos ayudaría mucho en la vida personal, y para esto podemos
utilizar como referencia el análisis que Jim Collins ha hecho respecto a los
fracasos, estridentes algunos, de sociedades que no han sabido conservar la
disciplina que los llevó al triunfo en primera instancia.
Este
libro sorprendente, muy enfocado en entender ¿por qué caen los poderosos?, nos
regala una guía de los procesos que conlleva el éxito y el fracaso después de
haberlo obtenido.
“El propósito de este libro es ofrecer
una perspectiva
Sólida, apoyada en la investigación,
sobre la forma
De cómo puede producirse la decadencia,
incluso de
las empresas que parecen invencibles…”
La
historia ha demostrado repetidamente que los poderosos también caen. Cuando se está en la cima del
mundo, se pertenece a la nación más
poderosa de la industria, se debe esperar que en algún momento ya no sea así,
no se trata de pesimismo puro, si no de hechos comprobables, a partir de mucha investigación
que han supuesto que existe una gran
cantidad de situaciones que pueden
llevar al fracaso luego de estar en la cumbre.
El
escritor de este libro comienza haciendo algunas analogías, las cuales nos
parecen muy interesantes; compara la
decadencia con una enfermedad mortal, da una serie de argumentos, los que nos llevan
a entender que, para estar de cualquiera
de los dos lados, lo que sobreviene es
la caída.
“…ver la decadencia institucional como
una enfermedad
caracterizada por estadios: más difícil
de detectar pero más
fácil de curar en los primeros estadios,
más fácil de detectar
pero más difícil de curar en sus
estadios más avanzados”.
El
título no se refiere al “por qué”, ya que la causa sería muy fácil de
identificar: la soberbia. Los griegos lo denominaban ‘hibris’, entendida ésta
como la confianza desmedida en uno mismo, pecado que eventualmente era
castigado por los dioses.
Subyace
dentro del tema, ya desde este punto, el hecho de que uno de los principales motivos
de la decadencia es la arrogancia.
Los
negocios, como los seres vivientes, nacen, crecen, se reproducen y mueren, sólo
que las empresas tienen la posibilidad de mantenerse en el tiempo si aprenden a
manejar la decadencia.
La
retórica del éxito; tenemos éxito porque
hacemos estas cosas específicamente, lo que reemplaza la comprensión y la
visión, de; tenemos éxito porque comprendemos porqué hacemos estas cosas específicamente
y en qué condiciones dejarían de funcionar.
Según
las palabras de Collins, toda institución es vulnerable, por extraordinaria que
sea, no importa qué tanto haya logrado, ni qué tan lejos haya llegado, ni cuánto
poder acumule, sigue siendo vulnerable y puede caer.
No
hay ningún poder ni humano ni sobrenatural que endose que los más poderosos puedan
permanecer en la cima ineludiblemente, todo es vulnerable al tiempo.
Hay
una gran diferencia entre el proceso de las empresas que llegaron a ser
exitosas y las que no, y esta es la construcción de la grandeza.
El
autor de este libro se basa en las eras históricas para entender el desempeño y la dinámica
subyacente que se correlaciona con la construcción o la pérdida de la grandeza.
Es significativo
el hecho de que hay que prestar atención para razonar acerca de lo antes
expuesto; hay que comprender lo que tienen en común el éxito y el fracaso para
obtener una respuesta válida.
…empleamos un método histórico para
estudiar
a cada compañía desde su fundación hasta el
punto donde termina nuestra investigación,
centrados en eras específicas de desempeño”.
Para
lograr lo puntualizado hay que basarse únicamente en comentarios sobre el
pasado o entrevistas retrospectivas que aumentan la probabilidad de llegar a
conclusiones falaces. En este libro se
hace uso de diversas experiencias extraídas de algunas empresas.
El
proceso de estudiar evidencia histórica del momento, antes de que caiga una
empresa, produce uno de los puntos más importantes emanados del discurso que
expresa Collins; puede que una empresa parezca saludable, pero tal vez en
realidad esté en decadencia.
A este
punto de nuestra ponencia, debemos destacar que la decadencia tiene varias
etapas, según lo señalado por el autor, estas se pueden detectar a tiempo o no,
gracias a las señales indicadoras.
Algunas
de estas indicaciones apuntan hacia la
suerte y la casualidad, las que desempeñan un papel en muchos resultados
exitosos, reconocen el papel que pudo tener la suerte, por el contrario, los que sobreestiman sus
propios méritos y capacidades sucumben a la arrogancia.
Esta
petulancia nacida del éxito, puede ser algo que sucede sin pretenderlo, pero
eso no evita, el posible desenlace.
El incursionar incoherentemente en la búsqueda
por mantener el éxito alcanzado, sin ningún tipo de disciplina, arruga la grandeza,
no permite ver que el éxito alcanzado puede ser fugaz.
Por
otro lado, la negación del peligro, suscita otro indicador, nos mantiene con la
concepción de que se está en la cima, sin prever los posibles riesgos, todo es
una cadena, Jim Collins, habla de etapas
de la decadencia, subraya cinco de
ellas; no necesariamente deben darse en orden, y culmina explicando que en una última fase, en donde se dan retrocesos
acumulados, lo más probable es que pasen
por estos lapsos en los momentos antes de sucumbir.
Es
aquí en este espacio de nuestra
exposición cuando debemos mencionar las posibles estrategias que se
pueden usar para no rescindir.
Si
una empresa se encuentra en descenso pueden suceder dos cosas; adherirse a
prácticas gerenciales altamente disciplinarias, o en última instancia, descender
a las tinieblas para comprender el por qué, y así evitar su destino. Esta
última opción tal vez no sea voluntaria, pero, partiendo de esta premisa,
debemos comenzar a interrogarnos sobre
algunas opciones acertadas sobre las causas subyacentes del éxito y de
cómo podemos mantenerlo.
Los
mejores líderes nunca se jactan de comprender todos los factores que los llevó
al éxito, todos por algún motivo le
temen a la idea de perderlo, tal vez esa sea la clave para mantenerlo;
comprender el proceso que los llevó a él.
Debemos
recordar que es muy difícil aprender de la experiencia de otros, ser persona
conocedora es muy distinto a ser una persona que aprende, los que se creen o
funcionan como conocedores pueden extinguirse como afirmamos al inicio de
nuestro discurso; se cree que se sabe todo para obtener el éxito y no debe ponerse
en tela de juico, o bien, pueden tratar de abarcar más de la cuenta e incursionar en sectores en donde los
factores de su éxito ya no son válidos o aceptables.
“Sabemos
que nuestro éxito se debe a que hacemos estas
cosas específicas y no vemos razón para
ponerlas en tela
de juicio… hemos tenido tanto éxito que
podemos ir detrás
el premio mayor, el crecimiento colosal,
el salto gigantesco
hacia nuevas y emocionantes aventuras.”
Cuando una empresa entra en decadencia, dice
Collins, cuesta ver la complacencia y la falta de innovación como el camino
para caer, no
podemos obviar el hecho de que toda gran empresa se basa sobre la pasión y la
motivación de progresar, así que no se
puede de muchas formas entender el hecho de que esto puede ser indicador de descenso,
hasta tanto no se está en él.
La
pasión y el impulso ciegan porque se defiende las ideas y el esfuerzo como
válidos para mantenerse en un punto de vista; “no debo poner en tela de juicio
las razones por la que estoy aquí”.
Para
estar en el camino correcto y mantener el éxito se debe poder entender la diferencia entre tener un “trabajo” y
tener “responsabilidades”; las personas equivocadas tendrán un trabajo, las que
van hacia el éxito, responsabilidades.
Los
líderes que fallan en el proceso de la sucesión lanzan a sus empresas por el
camino de la decadencia, a veces es mejor dejar que una empresa muera, que
querer mantener el éxito a costa de todo, para finalmente, saber que no pueden
sostener la grandeza.
Sucede
que la vida nunca presenta los hechos con claridad absoluta, apostar al tomar decisiones arriesgadas debemos
tener presente los lados positivos y negativos de las situaciones y si seremos
capaces de aceptar el lado negativo. Se debe recordar que no toda empresa es para siempre, a veces la sociedad tiene que
deshacerse de organizaciones que han pasado por períodos de cumbre para darle
paso a lo que el mundo necesita en su evolución.
Hay
que comprender los principios y estrategias requeridos para prevalecer en un
mundo turbulento. Es posible, a su vez, construir una gran institución capaz de
mantener un desempeño extraordinario
durante mucho tiempo.
El
camino para salir de la oscuridad
comienza con los individuos insistentes, que por su naturaleza, son incapaces
de rendirse, el fracaso no es un estado físico y mental; el éxito consiste en caerse
muchas veces y volverse a levantar.